La piel es el mayor órgano del cuerpo humano y la principal fuente de protección que tenemos. A ello debe sumársele, que cada persona tiene un tipo de piel diferentes y que en general, los productos que se emplean para protegerla e hidratarla suelen ser muy específicos, por lo que es importante conocer opciones naturales y de amplio espectro.
La piel debe estar hidratada, limpia y protegida, puesto que diariamente la exponemos a las inclemencias del tiempo (es tan malo el exceso de sol como el de frío o nieve), a la polución ambiental, a los efectos secundarios de lo que comemos y a la aplicación de productos que contienen químicos, aditivos y elementos tóxicos «disfrazados» de cremas y lociones.
El Sol: ¿un enemigo o un aliado?
Tomar sol no es malo si se realiza de manera coherente, tomando precauciones, durante las horas de menor incidencia y sin hacerlo durante largos periodos. A las horas punta, nunca se debe exponer la piel directamente, ya que el peligro de contraer enfermedades se multiplica en esos momentos y se aceleran los procesos de envejecimiento.
La vitamina D es llamada Vitamina del Sol, puesto que el cuerpo necesita que las personas se expongan a los rayos del sol de forma controlada, para asimilarla. Esta vitamina es una de las mejores aliadas del calcio y ayuda a que este se fije en los huesos y los fortalezca. En invierno, el reflejo del sol en la nieve también puede resultar muy perjudicial y es necesario protegerse de ello.
Contaminación: pésima para la piel
Las pequeñas partículas que componen el smog son sumamente perjudiciales para la piel, puesto que pueden atravesar la fina pared de células epiteliales y provocar daños en las capas subcutáneas. Además, fomentan la aparición de granos, puntos negros, eczemas y en casos extremos pueden causar diversas alergias.
Como vivimos, también afecta a la piel
La piel necesita ingentes cantidades de agua, por lo que beber al menos 8 vasos diarios es más eficaz que abstenerse de ello y ponerse potingues hidratantes, que contienen quién sabe qué sustancias tóxicas. De igual manera, una ingesta de alimentos variados, sanos y naturales, la práctica diaria de ejercicio (puede ser una caminata de 30 minutos) y abstenerse de consumir tabaco, alcohol y/o drogas es más eficaz, que cien cremas de la mejor marca.
Para la piel solo productos naturales
La salud de la piel es vital para conservar la del resto del cuerpo, por lo que a la hora de protegerla no deberíamos usar nada que contenga elementos no naturales, como conservantes, aditivos, colorantes, aromas artificiales, etc., cuando está más que comprobado que las opciones naturales tienen mucho mejores resultados.
Los productos cosméticos fabricados con plantas cultivadas sin pesticidas ni abonos químicos o el aceite de coco con CBD, son excelentes para hidratar la piel, protegerla, tienen efectos relajantes y calmantes y evitan la proliferación de espinillas y granitos, al tiempo que le dan luminosidad y tersura.
