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Ensalada de melón con jamón y mozzarella

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En nuestro país tenemos la costumbre de comernos el melón solo, eso a pesar de que se pueden hacer cientos de combinaciones con él, sobre todo si elegimos alimentos dulces que nivelen su sabor salado.

Una de las recetas más clásicas es la del jamón con melón, a la cual se le pueden añadir varios ingredientes como la mozzarella u otros quesos similares, aunque con este de origen italiano queda muy bien. Pero si juntamos todo en una ensalada, se nos queda un plato muy rico y refrescante, especialmente ahora en verano.

Ingredientes

Como siempre, las cantidades pueden variar dependiendo de las personas, del hambre que tengan, y sobre todo de si será el plato principal, uno de los dos que se va a servir o un entrante.

Casi siempre se pone como entrante, aunque puede servir para “arreglarnos” una cena y lo que necesitamos para cuatro personas es lo siguiente:

  • 400 gramos de melón
  • 150 gramos de jamón (podemos variar la cantidad dependiendo de nuestros gustos, pero sin añadir mucho más)
  • Alrededor de seis bolas de mozzarella no muy grandes
  • Un puñado de rúcula o cualquier ensalada de bolsa o hecha por nosotros con lo que tengamos en casa
  • Un tomate de calidad y que sea carnoso, en mi caso lo le he puesto tomate
  • Alrededor de 30 ml de aceite de oliva
  • Un chorro de vinagre de Módena
  • Un chorro de miel (si estamos a dieta nos podemos saltar el paso)
  • Perejil picado, importante que sea fresco y del día a poder ser, o la textura no será la adecuada.
  • Sal y pimienta al gusto.

Cómo se prepara la ensalada de melón con jamón y mozzarella

mozzarella

Primero empezamos con el melón, quitándole la corteza y cortándolo sobre la tabla en trozos “de bocado” para que los podamos comer sin que nos cueste lo más mínimo.

También hay otras opciones como son sacar bolas con una cuchara de sopa o postre, o con un utensilio especial que se puede adquirir en las tiendas por muy poco dinero y que nos servirá para más elaboraciones.

Reservamos en un plato nuestro melón tapado con una servilleta mientras seguimos con la preparación.

Lo siguiente es el jamón, y en este caso la mejor manera de usarlo es en lonchas que trocearemos con las manos. Si el jamón ya viene loncheado podemos desmenuzarlo y apartarlo para que coja la temperatura adecuada, reservándolo en otro plato.

Si lo vamos a cortar nosotros, quizá es mejor dejar este paso para el último momento, pues así vamos a evitar que el jamón se seque en exceso.

Ahora sacamos la mozzarella de su bolsa y la ponemos en un escurridor, dejándola un momento con el fin de que pierda todo el líquido en el que viene sumergida. Una vez escurrida conviene secarla con un trapo de cocina limpio o con una servilleta de papel.

La idea es que no aporte agua a la ensalada, pues de lo contrario el aliño que hagamos se va a diluir perdiendo todo su sabor y su intensidad. Una vez seca la desmenuzamos con las manos y ya podemos ir poniendo en el mismo plato el jamón, el melón y el queso.

Le toca el turno a la rúcula, que siempre pasamos por el grifo para lavarla y los mezclamos con los otros ingredientes.

Lavamos el perejil y haciendo una especie de rollo lo picamos fino, para a continuación meterlo en un bote limpio que tengamos a mano, echar el chorro de miel, la pimienta negra, el aceite y el vinagre.

Removiendo el bote con fuerza en cinco segundos, conseguimos una vinagreta emulsionada, que ponemos en la ensalada, lo mezclamos todo bien y corregimos el punto de sal sin pasarnos y probando antes, pues el vinagre de Módena y el jamón ya le aportan casi toda la sal necesaria.

A la hora de servirla se puede hacer en una ensaladera o en platos individuales, como prefiramos y nos sintamos más cómodos.

Se puede presentar de otra manera

Con los mismos ingredientes podemos hacer un plato que parece completamente distinto, pero que no deja de ser una ensalada presentada en forma de brocheta.

Para ello conseguimos unos palos de madera de los que se usan en los pinchos, y hacemos la ensalada de la misma forma, pero esta vez no desmenuzamos el jamón en tiras ni tampoco troceamos la mozzarella con las manos.

Las lonchas de jamón las cortamos por la mitad y las bolas de mozzarella en varios trozos, aunque podemos comprar las pequeñas para que no haya que manipularlas.

El resto se hace igual, incluido el aliño y luego montamos las brochetas poniendo un trozo de queso, uno de melón envuelto en jamón, otro de queso, uno de tomate y un pequeño fragmento de lechuga, como veamos que queda más estético.

Una vez terminadas las servimos en un plato, dejando que el aliño escurra un poco y consiguiendo que sean más cómodas a la hora de comer, con todo el sabor y sin manchar a los comensales.

Dependiendo del día podemos escoger una forma y otra de poner la ensalada de melón con jamón y mozzarella, aunque una buena idea es colocar las dos, una al lado de la otra y que sean los comensales los que escojan.

¿Es mejor el jamón serrano o el ibérico para la ensalada?

Para la ensalada vamos a elegir un jamón curado como los que ofrecen en https://neveraespanola.com/jamones/jamon-curado/, ya que para esta ensalada no hace falta que usemos jamón ibérico si no nos apetece.

Es cierto que cuanto mejores sean los ingredientes, más rica va a estar la ensalada, pero no es menos cierto que el sabor del jamón se puede perder entre tanto ingrediente, sobre todo con el vinagre y la miel.

La elección es nuestra, sabiendo que cualquier jamón que pongamos y que tenga cierta curación le irá bien y disfrutaremos de la ensalada, en la que el jamón es un ingrediente más, que nos aporta un extra de proteínas que ya obtenemos del queso mozzarella.

Sea cual sea nuestra elección, lo mejor es escoger un jamón ya loncheado, con la idea de abrir la bolsa en la que viene envasado al vacío, dejarlo reposar un poco a temperatura ambiente y colocarlo en la ensalada.

Esto nos va a permitir poner cualquier tipo de jamón, pues el ibérico lo podemos encontrar en esta presentación por unos 15 euros los cien gramos, e incluso se pueden llegar a ver a 10 euros, por lo que no nos hará un agujero en el bolsillo y la ensalada no saldrá por un precio prohibitivo.

Podemos hacer lo mismo si nos decantamos por el serrano, comprando el de mejor calidad que encontremos, pues aquí el problema es que los más económicos apenas tienen unos meses de curación, lo que hace que el sabor no se aprecie bien y sea muy blando.

Si nos decidimos por el serrano conviene que las lonchas tengan algo de tocino rodeándolas, sin importarnos que la cantidad sea elevada, pues luego podemos retirar el exceso con un cuchillo.

Un poco de grasa no es mala y además completará el sabor del plato, pues si la temperatura de la cocina es alta, como ocurre en el verano, esa grasa se derretirá y acabará mezclada con la ensalada.

En el caso de que queramos hacer el plato un poco más saludable, pero sin quitarle el sabor, una opción es reducir la cantidad de aceite, ya que ese tocino será el que aporte la grasa al plato, aunque no es malo ingerir grasas de forma ocasional, más si es tan buena como la que viene con el jamón.

¿Qué melón le va mejor al plato?

Ahora mismo tenemos la inmensa suerte de poder escoger entre varios tipos de melón para la ensalada, al igual que hacemos lo mismo con el jamón.

Una combinación que va muy bien es la del melón Galia con el melón cantalupo, pues ambos nos dan un contraste muy bonito que se ve más si presentamos la ensalada en forma de brocheta.

El melón de cantalupo es naranja, mientras que el Galia tiene un tono verdoso, que sumado al blanco del queso hace que las brochetas sean muy apetitosas.

Este contraste también se disfruta en el plato, aunque algo menos, y de todas formas no hace falta que compremos melones especiales, pues con el clásico de piel de sapo el plato quedará espectacular.

¿La ensalada es adecuada para perder peso?

Entre las preocupaciones que tiene ahora todo el mundo está la pérdida de peso o al menos no engordar, en especial durante el verano, que es cuando más kilos podemos coger debido a las comidas fuera de casa.

Esta ensalada de melón con jamón y mozzarella sí que es adecuada para aquellas personas que están a régimen, puesto que todos los ingredientes que lleva no son muy calóricos.

El queso mozzarella al ser tierno aporta poca energía, y lo mismo pasa con el jamón, un alimento proteico que es adecuado para las dietas al no llevar hidratos de carbono.

Quizá hay que tener un poco más de cuidado con el melón, pero no deja de ser una fruta natural sin ningún tipo de azúcar añadido y además la cantidad que se come no es elevada, no más de una rebanada si es que se llega a ella.

Más problemáticos son otros ingredientes del tipo de la miel o del aceite, aunque en cantidades tan pequeñas y a repartir entre varias personas van a aportar pocas calorías extra a un plato que ya de por sí no posee demasiadas.

De todas maneras, podemos evitar la miel y el aceite, aunque no lo recomendamos porque aportan un buen sabor al plato sin perjudicar la salud por lo poco que se pone (es posible reducir algo más las cantidades).

Se puede tomar a cualquier hora, pero si queremos perder peso es una cena estupenda o incluso una comida única en esos días de calor en los que apenas tenemos hambre, no queremos cocinar y el estómago nos pide algo muy ligero.

¿Con qué podemos acompañarla?

La ensalada de melón con jamón y queso mozzarella va muy bien con bebidas muy frescas y con sabores suaves que no enmascaren el de la ensalada.

Si no nos importa consumir alcohol, una copa de espumoso rosado italiano es uno de los mejores acompañamientos, y también le va bien cualquier vino blanco joven, evitando los tintos de sabores más contundentes.

Un tinto de verano también va muy bien, así como la sangría, bebidas propias de épocas calurosas y que no tienen un sabor demasiado pesado.

¿Se puede cambiar el queso mozzarella por otro?

Aunque la mozzarella ya se encuentra en casi cualquier supermercado, lo cierto es que no está en todos y podemos tener dificultades a la hora de comprarla, en especial si estamos de vacaciones en alguna zona rural con pocas tiendas.

Lo bueno de la mozzarella es que tiene una gran consistencia, lo que le va bien a esta ensalada, pero si no la podemos adquirir hay que buscar alternativas.

Pese a ser más blando, el queso de Burgos puede ser una opción, ya que es más común que la mozzarella y será muy complicado que no lo tengan en cualquier rincón de España, ya envasado en tarrinas de distinto tamaño.

Con una mayor consistencia está el queso fresco de vaca. El que se conoce como “queso de Burgos” suele ser también de este animal, pero es de una consistencia más blanda que se puede romper en trozos muy pequeños, lo que no ocurre con un queso de vaca tradicional fresco.

También viene muy bien el de oveja fresco, con mucho más sabor que los anteriores, aunque no es nada sencillo de ver fuera de tiendas especializadas, pues no suele estar a la venta ni en las grandes superficies.

Si no encontramos ninguno de estos, el tierno nos servirá si lo cortamos en lonchas finas, ya que quizá es el que tiene una consistencia más parecida a la mozzarella, aunque con un gusto muy diferente.

Un truco si no encontramos la mozzarella y preferimos los sabores muy fuertes es cambiarla por queso azul. Cada bocado será un choque para nuestras papilas gustativas, y podemos dotar a la ensalada de un sabor brutal con unos pocos gramos de este queso.

La receta de la ensalada de melón con jamón y mozzarella es sencilla y muy disfrutable en verano. Además, nos aporta nutrientes sanos, por lo tanto, aunque estemos más concienciados con nuestro peso, este tipo de recetas no suponen un problema para conseguir nuestros objetivos.